La historia de Peter Fechter.

Bueno, como se lo habia prometido a TERMO, pues le dedico este post, para que vea que esto tira para adelante y que esta haciendo una cosa bonita haciendo feliz a mucha gente.

Peter Fechter fue un alemán nacido en Berlin en 1944, un año antes de finalizar la guerra, siendo el tercer de cuatro hermanos, hijo de un mecánico y una dependienta. Su familia vivía entre la zona sovietica y la zona americana, hasta que en 1961 se empezó la construcción del muro de Berlín, cerrando de forma abrupta la comunicación entre las dos partes de la ciudad.

Peter Fechter tenía 18 años, trabajaba como obrero de la construcción y quería ser libre. Un mes antes había cursado la solicitud para cruzar a Berlín oeste y visitar allí a su hermana Liselotte, pero le fue denegado y no se resignó a vivir así.

Junto a su amigo Helmut Kulbeik, planeó esconderse en un viejo taller cercano al Muro de Berlín para, desde allí, observar el movimiento de los guardias y aprovechar el momento oportuno para intentar escalarlo. Los guardias fronterizos del este les dieron el alto, pero ellos siguieron corriendo con todas sus fuerzas con la esperanza de llegar al otro lado del muro, los guardias lo volvieron girtar el alto y posteriormente siguiendo ordenes, abrieron fuego.

Kulbeik lo consiguió, pero Fechter fue alcanzado en la pelvis y se dejó deslizar muro abajo. Intentó incluso arrastrarse de vuelta, pero le faltaban las fuerzas.

Los disparos, en el centro de Berlín, habían llamado la atención de cientos de curiosos que se apelotonaban a uno y otro lado del Muro tratando de encontrar un sentido a lo que veían y oían. Peter gritaba pidiendo ayuda, no podía moverse y se estaba desangrando, pero durante una larga hora nadie acudió porque tanto los guardias de un lado como los del otro tenían estrictamente prohibido permitir el paso. Allí quedó tendido a la vista de todo el mundo, ciudadanos, periodistas y militares, pidiendo auxilio mientras se desangraba a borbotones, sin poder moverse por la seriedad de las heridas, y sin nadie que se atreviera a recogerlo. Los occidentales tenían miedo de recibir disparos en aquella nueva situación y tan solo se atrevieron a lanzarle un botiquín, que de nada sirvió a un Peter Fechter casi moribundo y a cada minuto con menos vida. Los rusos a los que pertenecía la zona muerta aguardaron unos interminables 50 minutos de agonía del joven hasta que procedieron a recogerlo, momento que queda recogido en la foto que acompaña el texto. El pueblo berlinés que presenciaba la escena gritaba a ambos bandos que remediaran la muerte de aquel jovencito, pero nadie hizo nada, incluso las fuerzas occidentales impidieron que ningún civil acudiera a ayudarlo.

Finalmente, llegó el permiso a la torre de control oriental y tres guardias se adentraron en la «zona de la muerte», el área vacía que separaba los lados este y oeste del muro, para levantar el cuerpo, ya prácticamente sin vida, y alzarlo en brazos por encima de la alambrada, de vuelta a la RDA, bajo una lluvia de gritos de los ciudadanos que habían presenciado el crimen: «¡Asesinos! ¡Asesinos!». Al final, en el lugar del suceso solo quedaron flores que fueron lanzadas por los indignados berlineses.

La fotografía de aquel cuerpo desangrado se convirtió en un icono de la resistencia civil contra el Muro, dando la vuelta al mundo. La historia de Peter Fechter impresionó tanto a Nino Bravo que se inspiró en ella para escribir «Libre».

Se escucha de forma diferente ahora, ¿no?

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