ABBAS IBN FIRNAS
Abbas Ibn Firnas, nacido en Izn-Rand Onda (hoy Ronda, Málaga) en el 810, fue poeta, astrónomo, ingeniero y pionero de la aviación sin motor. El Ícaro andalusí, que así se le llamaría, fue un erudito de su tiempo que tuvo la suerte de vivir en Al-Andalus, el centro cultural más importante en Europa durante la Edad Media, y de contar con el apoyo del emir de Córdoba.
En el verano del 2003 las tropas americanas se encontraron en combate en el aeropuerto de Ibn Firnas al sur de Bagdad. Me supongo que serían pocas las personas occidentales que hicieron caso a este nombre, entonces conozcamos a Ibn Firnas
En el siglo IX todo el territorio de lo que es actualmente España y Portugal, a excepción de una franja al norte, formaba parte del Califato Andaluz de Córdoba. Era esta la época más importante para el auge del arte y la ciencia islámica. Córdoba y Bagdad eran los centros culturales gemelos del mundo
En el año 822 el nuevo Califa tomó posesión del trono y se dedicó a crear un renacimiento. Su ferviente convocatoria de talentos comenzó con un músico iraquí llamado Ziryab, un apodo que quiere decir Ave Negra lo cual honraba no solo su exquisita voz sino también su espectacular apariencia.
Un maestro de música celoso lo había expulsado de Bagdad, así que el Califa lo contrató por un buen salario. En Córdoba, Ziryab desarrolló nuevas formas musicales, introdujo el laúd en España y le expandió el registro agregándole una quinta cuerda, además se convirtió en el patrono de las ciencias, fomentó el desarrollo de la astronomía, la medicina y muchas tecnologías. Una persona que se le unió en este mundo rebosante de ideas fue el joven bereber astrónomo y poeta llamado Abbas Ibn Firnas; y es aquí donde se torna interesante esta historia.
En el año 852, un nuevo Califa emprendió un extraño experimento. Un temerario llamado Armen Firman decidió lanzarse de una torre en Córdoba. Se deslizó por el aire usando un manto en forma de alas para amortiguar la caída a la tierra. Sobrevivió con heridas menores, pero lo importante fue que el joven Ibn Firnas estuvo allí para verlo.
Así como Ziryab, Ibn Firnas se dedicó a una inmensa variedad de iniciativas. Fabricó tablas astronómicas, escribió poesía, construyó un planetario, diseñó una clepsidra, o reloj de agua, y además desarrolló un proceso para cortar roca cristalina. Hasta entonces solo los egipcios conocían el arte de facetar cristal, pero desde entonces España no necesitó más exportar el cuarzo a Egipto ya que gracias a Ibn Firnas, lo podrían hacer en casa.
Pero el vuelo de Firman le habría quedado en el pensamiento ya que en el 875 Ibn Firnas construyó su propio planeador. Este era mucho más que un sofisticado manto en forma de alas. Y así, también él se lanzó de una torre. El vuelo fue altamente exitoso, más no así el aterrizaje; se lastimó la espalda y los críticos dijeron que no había tomado en cuenta la forma como los pájaros se sustentan en el aire antes de aterrizan con la cola. Él no tenía ni cola ni medios para hacer esa maniobra
Es probable que las lesiones sufridas hayan precipitado su muerte doce años más tarde. Y así como en el Occidente les hablamos a los niños acerca de lo hermanos Wright, los islámicos les hablan a los suyos acerca de Ibn Firnas, mil años antes de los Wright. Los libios tienen una estampilla postal que lo honra y los iraquíes tienen el aeropuerto que lleva su nombre.