Dejando una huella en la historia

Os presento a Edith Macefield.

Nació en Oregon en 1921. Todavía muy joven aprendió francés y alemán y se trasladó a Inglaterra. Contaba de sí misma que había sido espía británica en Alemania 👀.

En 1952, Edith Macefield compró esta vivienda en Seattle para su madre:

foto de la vivienda

En 1965 su madre enfermó gravemente y ella regresó a los Estados Unidos para atenderla, vivieron juntas allí hasta que en 1976 su madre fallece.

Cuando la madre de Macefield murió, se dio por sentado que Macefield regresaría a Inglaterra, donde había vivido con su primer marido, pero no, decidió quedarse.

Un día llegó una promotora con intención de edificar un centro comercial, Las casas de alrededor de Macefield fueron compradas por la empresa hasta que solo quedó la casa de Macefield. A su madre le encantaba la casa y se negó a venderla.

Operación desalojo

Las obras iniciaron con ella aun viviendo en la parcela, supongo que intencionalmente para poder persuadirla, pero esto no tuvo ningún efecto. Ya en 2006, y con 85 años de edad, a las obras se incorporó un tal Barry Martin.

Lo que ella no sabía es que Barry Martin fue contratado con la misión de convencerla para que ella vendiera!!!

Barry Martin pensó que la vía diplomática sería la mejor: “Buenos días señora Macefield –comenzó Barry–, sólo venía a decirle que hoy vamos a hacer mucho ruido. Si tiene cualquier problema, este es mi teléfono”. Edith aceptó el ofrecimiento y pocos días después llamó a Barry para pedirle… que la llevara a la peluquería. “Ya no puedo conducir mi viejo Chevrolet Cavalier”, se excusó Edith. Aquello fue el comienzo de una gran amistad.

La cosa no avanzaba con el infiltrado, hasta que la empresa puso sobre la mesa una oferta de un millón de dólares.

Cuando Barry le preguntó por qué no quería vender su casa, a pesar de que le ofrecían un millón de dólares y una vivienda en otro barrio de Seattle, Edith le contestó: “Yo no quiero mudarme. No necesito el dinero. El dinero no significa nada para mí. Esta es mi casa. Mi madre murió aquí, en este mismo sofá. Regresé a Estados Unidos desde Inglaterra para cuidar de ella. Me hizo prometer que la iba a dejar morir en casa y no en una residencia. Cumplí mi promesa y es aquí donde quiero morir, en mi propia casa, en este sofá”.

Sofá donde su madre falleció

Su rechazo de la suculenta oferta apareció en la prensa nacional, y llegó a oídos de los responsables de la productora Pixar, quienes se interesaron por su historia.

En 2008, Macefield enfermó de cáncer, y Barry decide cuidar de ella, meses mas tarde falleció.

¿Qué pasó con la vivienda?

Pues que la heredó Barry y que, en lugar de ofrecerla a sus antiguos jefes, decidió mantener la memoria de su valiente amiga y venderla a una persona que se comprometiera a conservarla como Edith la dejó.

Los mas fanáticos de la historia de Macefield tras conocer su fallecimiento, se acercaron a la vivienda y dejaron globos en la entrada.

Con el tiempo se fue convirtiendo en una tradición, todo aquel que visitaba la vivienda, dejaba un globo.

 

Por cierto, Pixar terminó haciendo una película animada sobre su historia, se llama «UP»

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