La hazaña del Fiume

Tal y como tenía prometido aqui os va un megapost. Tenía pensado hacerlo sobre Canadá y alguna de las cosillas que hay por aqui (fentanilo, propaganda desde la guardería, mendigos fumando mientras te piden «spare money», Terry Fox, Tim Hortons, las residencias indígenas,…) pero sinceramente este es un país aburrido, lleno de gordos y sin una pizca de épica. En su lugar, os voy a contar una historia. ¿Os imaginais que un día un militar-poeta se le cruza un cable y decide conquistar Gibraltar? ¿Os imaginais que lo consigue acompañado de un grupo de intrepidos guerreros? Y si España le reclama que devuelva Gibraltar a los británicos para evitar el conflicto diplomático y la reacción del poeta-militar es declararle la guerra a España y declarar Gibraltar independiente, creando su podria constitución. Bien puesto todo eso ha pasado hace 102 años en Italia. Dentro post!

Una victoria mutilada

Corre el año 1919, y en la conferencia de Paris se acuerda el nuevo orden internacional fruto de la primera guerra mundial. En ella, se rompen las promesas que se había hecho a Italia en el pacto de Londres para que entrase en la guerra en el 1915. Los acuerdos de la conferencia dejan desprotegidos a los italianos que habitaban esta zona de la Dalmacia (actual Bosnia Herzegobina-Croacia), dejando en el aire un potencial exodo (como se ha visto con los armenos recientemente).

El bardo

D’Annuzio era ya famoso por el vuelo que realizo sobre Viena, enviando propaganda durante la guerra. Esto ya de por si daría para otro post… El 12 de septiembre de 1919, flanqueado por unos cuantos ex compañeros del ejército vestidos de negro, conocidos como «arditi» (intrépidos), d’Annunzio marchó sobre la ciudad del Fiume, ante las exasperadas objeciones del gobierno italiano. Tuvieron éxito en tomar el control de la ciudad y forzaron la retirada de las fuerzas de ocupación aliadas (estadounidenses, británicas y francesas). «Ecce homo», anunció desde la mansión del gobernador, haciéndose eco de las palabras de Poncio Pilato en el Evangelio de Juan cuando reconoce que Jesús es el Mesías.

Discurso desde la mansión del gobernador

«Italiani di Fiume! Nel mondo folle e vile, Fiume è oggi il segno della libertà; nel mondo folle e vile vi è una sola verità: e questa è Fiume; vi è un solo amore: e questo è Fiume! Fiume è come un faro luminoso che splende in mezzo ad un mare di abiezione… Io soldato, io volontario, io mutilato di guerra, credo di interpretare la volontà di tutto il sano popolo d’Italia proclamando l’annessione di Fiume.»

¡Italianos de Fiume! En el mundo loco y vil, Fiumees hoy el signo de la libertad; en el mundo loco y vil, sólo hay una verdad: y es Fiume; sólo hay un amor: ¡y es Fiume! Fiumees como un faro que brilla en medio de un mar de abyección … Yo soldado, yo voluntario, yo mutilado de guerra, creo interpretar la voluntad de todo el pueblo sano de Italia proclamando la anexión de Fiume.

El conflicto con Italia y la independencia

El gobierno italiano se encuentra en un dilema. Aceptar que sus militares se han alzado en armas y buscar el acuerdo internacional, o apoyar al ejercito y entrar en conflicto con Yugoslavia, Francia e Inglaterra. Decide optar por la primera opción. Envío al ejercito para aplastar la rebelión, emitiendo una proclama en la que ordenaba a los rebeldes que regresaran a filas y declaraba desertores a los que persistían en ocupar Fiume.

El ultimátum no tuvo ningún efecto significativo, por lo que el gobierno decidió poner la ciudad bajo embargo, impidiendo la entrada de provisiones. D’Annunzio denunció el bloqueo como una infamia, acusando al gobierno «de matar de hambre a niños y mujeres».

Para resolver la crisis pacíficamente, a mediados de octubre el gobierno entablará negociaciones directas con D’Annunzio y sus representantes a fin de encontrar una solución de compromiso. A finales de noviembre del 19, el gobierno italiano entregó a D’Annunzio una propuesta en la que se comprometía a impedir la anexión de la ciudad a Yugoslavia. D’Annunzio rechaza cualquier propuesta que no sea la integración inmediata del Fiume en Italia. D’Annunzio tomó esta decisión porque desconfiaba del gobierno italiano y dudaba de su capacidad para cumplir sus promesas. Dada la falta de disposición del gobierno a la incorporación del Fiume, D’Annunzio decide proclamar la independencia del Fiume.

La regencia italiana de Carraro

«Premessa – Il Popolo della Libera città di Fiume, in nome delle sue secolari franchigie e dell’inalienabile diritto di autodecisione, riconferma di voler far parte integrante dello Stato Italiano mediante esplicito atto d’annessione; ma poiché l’altrui prepotenza gli vieta per ora il compimento di questa legittima volontà, delibera di darsi una Costituzione per l’ordinamento politico ed amministrativo del territorio (Città, Porto e Distretto) già formante il «corpus separatum» annesso alla corona Asburgica e degli altri territori adriatici che intendone seguirne le sorti.»

«Premisa – El Pueblo de la Ciudad Libre de Rijeka, en nombre de sus franquicias seculares y de su derecho inalienable a la autodeterminación, reconfirma su voluntad de ser parte integrante del Estado italiano mediante un acto explícito de anexión; pero como la arrogancia ajena prohíbe por el momento el cumplimiento de esta legítima voluntad, resuelve darse una Constitución para la organización política y administrativa del territorio (Ciudad, Puerto y Distrito) que ya forma el «corpus separatum» anexionado a la corona de los Habsburgo y de los demás territorios adriáticos que pretenden seguir su destino. «

D’Annunzio inicia así un extraño gobierno sobre la ciudad. Ordenó lecturas de poesía diarias, conciertos regulares y fuegos artificiales constantes. A los soldados se les ordenó celebrarlo no con el vulgar «hip, hip, hurra», sino con «¡Eia eia alalà!». – su interpretación italianizada del grito de guerra griego de Aquiles en La Ilíada. La constitución establecía un estado anarcosindicalista y corporativista con nueve corporaciones para representar los diferentes sectores de la economía, donde la membresía era obligatoria, más una décima corporación simbólica ideada por D’Annunzio, para representar a los «individuos superiores» (por ejemplo, poetas, » héroes «y» superhombres «). La constitución designa a la música como una «institución religiosa y social».

La aprobación del Tratado de Rapallo el 12 de noviembre de 1920 convirtió a Fiume en un estado independiente, tras el acuerdo entre Italia el reino de los serbios, croatas y eslovenos. D’Annunzio rechazó desde el principio el Tratado de Rapallo y respondió con las armas, enviando a sus legionarios a ocupar las islas que el tratado asignaba a Yugoslavia.

“Orazio Nelson stimava che ogni marinaio, come ogni altro servitore della Patria, dovesse avere il coraggio di obbedire agli ordini contro qualunque più disperato rischio.
Ma anche stimava che vi fosse un coraggio più nobile e più raro: quello di disobbedire agli ordini quando gli ordini erano in conflitto con l’onore nazionale… Io, miei compagni, pongo per pegno della mia e della vostra disobbedienza contro i venditori e i traditori di Roma la mia vita tutta intera devota alla più bella Causa che mai sia stata data all’uomo per la gioia e per la gloria di ben morire”.

«Horatio Nelson estimaba que todo marinero, como cualquier otro servidor de la patria, debía tener el valor de obedecer órdenes frente al riesgo más imprudente.
Pero también estimaba que había un valor más noble y más raro: el de desobedecer las órdenes cuando éstas entraban en conflicto con el honor nacional…. Yo, camaradas míos,doy como garantía de mi desobediencia y de la vuestra contra los vendedores y traidores de Roma mi vida entera consagrada a la Causa más hermosa que jamás fue dada al hombre para gozo y gloria de la buena muerte.»

Cuando el tratado fue aprobado oficialmente por el Parlamento, el gobierno desplegó al ejercito alrededor de la ciudad y envió un ultimátum a d’Annunzio: los rebeldes debían retirarse de la ciudad y las islas y aceptar el tratado. El poeta rechazó toda negociación. Las tropas legionarias se atrincheraron alrededor de la ciudad, creando una red de trincheras y barricadas. En la tarde de Nochebuena, las tropas regulares lanzaron el ataque.

Epílogo: Navidad de Sangre

«Il delitto è consumato. Le truppe regie hanno dato a Fiume il Natale funebre. Nella notte trasportiamo sulle barelle i nostri feriti e i nostri morti. Resistiamo disperatamente, uno contro dieci, uno contro venti. Nessuno passerà, se non sopra i nostri corpi. Abbiamo fatto saltare tutti i ponti dell’Eneo. Combatteremo tutta la notte. E domani alla prima luce del giorno speriamo di guardare in faccia gli assassini della città martire.»

«El crimen está consumado. Las tropas reales han dado a Fiume una Navidad fúnebre. Por la noche llevamos a nuestros heridos y a nuestros muertos en camillas. Resistimos desesperadamente, uno contra diez, uno contra veinte. Nadie pasará si no es sobre nuestros cuerpos. Hemos volado todos los puentes del Eneo. Lucharemos toda la noche. Y mañana al amanecer esperamos mirar a la cara a los asesinos de la ciudad martirizada».

Los combates que comenzaron el 24 de diciembre fueron bautizados por d’Annunzio como la Navidad de la Sangre. Tras la tregua navideña, la batalla se reanudó el 26 de diciembre. Ante la resistencia de los Legionarios, que contraatacaron con ametralladoras y granadas, se ordenó también a la marina que bombardeara las posiciones rebeldes, bombardeando también el palacio del Gobierno, sede del mando de D’Annunzio. Los bombardeos continuaron hasta el 29 de diciembre y causaron muertos y heridos incluso entre la población civil.

El 31 de diciembre de 1920, d’Annunzio firmó la rendición que condujo al establecimiento del «Estado Libre de Fiume». En enero de 1921, los legionarios comenzaron a abandonar la ciudad en vagones de ferrocarril proporcionados por el ejército. D’Annunzio se marchó el 18 de enero, trasladándose a Venecia.

Decepcionado por el epílogo de la experiencia de Fiume, en febrero de 1921 se retiró a una existencia solitaria en una villa que adquirió unos meses más tarde. Aquí trabajó y vivió hasta su muerte.

“Abbiamo portato la Croce e col legno della nostra Croce abbiamo rifatto l’asta della nostra bandiera”

«Hemos cargado con la Cruz y con la madera de nuestra Cruz hemos rehecho el mástil de nuestra bandera»

Cierro con una canción totalmente ajena al tema del post. Abrazos desde la otra orilla.

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