Murray Douglas – La Masa Enfurecida

Otra revisión de los dogmas que sostienen las políticas públicas (o debiera decir: populistas) actualmente en las democracias occidentales. Pensamiento mágico: pensamiento y lenguaje crean la realidad. Maniqueísmo marxista: toda historia y política se reducen a una lucha de oprimidos contra los opresores. Identitarismo e interseccionalidad: las condiciones y circunstancias con que se nace son infinitamente más importantes que cualquier cosa que pueda construirse a lo largo de la vida (aquí el wokismo adolece de una incongruencia mayúscula). Infantilización de la política: las emociones priman sobre las razones en la toma de decisiones. En fin, los borregos de oro del mundo «posmoderno».

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Del capítulo: Conclusiones

«Sin embargo, de todas las formas en que la gente puede encontrar sentido a su vida, la política —y ya no digamos la política a esta escala— es una de las más patéticas. Puede que la política sea una faceta importante de la vida, pero como fuente de realización personal resulta desastrosa. No solo porque las ambiciones que persigue casi nunca pueden alcanzarse, sino porque cuando buscamos la realización personal en la política esta se entrevera con una serie de pasiones —incluida la ira— que la desvirtúan. Cuando dos personas no están de acuerdo en algo, pueden discrepar de forma amistosa si lo que persiguen es desentrañar la verdad o alcanzar un punto de equilibrio. Sin embargo, si una de las partes considera que su propósito en la vida reside en alguno de los aspectos de la propia discrepancia, entonces las opciones de alcanzar un punto de equilibrio disminuyen y las posibilidades de atisbar la verdad se desvanecen.»

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