El coche que se hundió para siempre.

El Andrea Doria fue un transatlántico de la Società di Navigazione Italia con base en el puerto de Génova. Se hundió frente a las costas de Nantucket-Terranova, en su viaje n.° 101 desde Génova a Nueva York, tras chocar con el transatlántico sueco MS Stockholm, la noche del 25 de julio de 1956, con la pérdida de 51 vidas: 46 del Andrea Doria y 5 del Stockholm.

El incidente y sus consecuencias fueron cubiertas de forma muy amplia. Mientras las tareas de rescate fueron a un tiempo exitosas y elogiables, la causa de la colisión y el vuelco y hundimiento del Andrea Doria generaron mucho interés en los medios, y muchos pleitos. El Andrea Doria fue el último gran buque trasatlántico de pasajeros que se hundió antes de que la aviación se convirtiera en el medio de transporte preferido.(Wikipedia)

Insumergible.

En una especie de predicción de su destino, al igual que el Titanic, el Andrea Doria también era considerado uno de los más seguros de su tiempo. Equipado con un doble casco, el Andrea Doria estaba dividido en once compartimentos estancos. Dos cualesquiera de ellos podían llenarse de agua sin poner en peligro la seguridad del barco. El Andrea Doria llevaba también suficientes botes salvavidas para acoger a todos los pasajeros y la tripulación. Es más: el barco estaba equipado con el último radar de aviso temprano. Incluso con estos avances tecnológicos, el barco como contraparte tenía serios problemas de diseño relacionados con su estabilidad lateral, tenía tendencia a inclinarse.

El «insumergible 2».

El desastre.

El 25 de julio de 1956, el Andrea Doria navegaba cerca de la costa de Nantucket, en una noche de espesa niebla. El capitán Piero Calamai había ordenado sirena de niebla intermitente y especial atención a los vigías hacia proa. Además había encargado a su segundo oficial estar atento al radar y a los equipos de posicionamiento.

Hacia las 5:30, el segundo oficial captó un punto hacia proa algo retirado hacia el sudoeste; determinó que pasarían por un punto más cercano de aproximación de más de una milla de distancia. A su vez, el punto desconocido, el barco MS Stockholm, detectó frente a su proa a unos 45 km de distancia al Andrea Doria, y determinó que de seguir el rumbo se pasarían por banda a menos de una milla por estribor.

El Stockholm, de la Swedish-American Line, era un buque similar pero más pequeño. Su capitán era Gunnar Nordenson. Este determinó cambiar el rumbo para aumentar aún más la distancia de separación cuando se pasasen por banda.

Hacia las 7:15, el tercer oficial del Andrea Doria relevó al segundo oficial y traspasó la información del radar. El tercer oficial notó que el contacto había cambiado de rumbo y que se pasarían por estribor a menos de una milla. El tercer oficial determinó que el contacto estaba a menos de 12 millas. El capitán Calamai, al ser notificado, ordenó un cambio de rumbo que lo hiciera alejarse del barco hacia su proa. El cambio de rumbo hizo que se cambiara el lado de pasada; este hecho produciría confusión en el Stockholm. Ninguno de los dos barcos inició contacto por radio.

El Andrea Doria emergió por unos instantes del banco de niebla y la sirena de niebla fue desconectada, y al ingresar nuevamente en otro banco de niebla no fue activada nuevamente.

Hacia las 7:45 ambos barcos pudieron avistar sus luces de posición. El Stockholm nuevamente realizó una corrección de rumbo para pasarse por banda y a su vez el Andrea Doria interpretó el cambio de rumbo del barco desconocido e hizo una guiñada que anuló el efecto del cambio de rumbo del Stockholm.

Hacia las 23:00 el Stockholm vio emerger desde un banco de niebla al Andrea Doria a menos de 600 m e hizo una guiñada para evitarlo, pero el Andrea Doria realizó un viraje a babor muy cerrado y el Stockholm colisionó con el Andrea Doria introduciendo su aguzada proa en el lado de estribor, por debajo del puente del transatlántico italiano. En el choque mismo, los camarotes de las cubiertas inferiores fueron reventados e inundados y familias enteras que viajaban en clase económica murieron ahogadas en los primeros momentos del choque. La escora del navío sentenciado aumentó a 22º y se hizo imposible arriar los botes del lado de babor y los de estribor quedaron muy alejados de la cubierta inclinada.

El Stockholm hizo marcha atrás y la proa destruida desgajó las entrañas del Andrea Doria, produciendo más muertes en las cubiertas inferiores. De haber permanecido, quizás se habrían salvado más personas. Una niña, Linda Morgan, se salvó milagrosamente de ser arrojada al mar, pues fue transportada, sobre su cama, por los restos de la proa del Stockholm.

La escora del barco, dañado fatalmente, hizo que no se pudieran usar la mitad de los botes salvavidas del Andrea Doria, lo que podría haberse traducido en una gran pérdida de vidas. Sin embargo, la mejora de las comunicaciones y la rápida respuesta desde otros barcos impidieron un desastre similar en su escala al del hundimiento del Titanic en 1912. La mayor parte de los pasajeros y de la tripulación sobrevivió. En el Andrea Doria 1.660 personas fueron rescatadas y 46 murieron, mientras que en el Stockholm fallecieron 5 personas. El trasatlántico de lujo volcó y se hundió a las 10:09 de la mañana.

El Andrea Doria sobre un costado, antes de hundirse por completo.

Errores.

Hubo errores de marcación, conciencia de situación y cinemática por parte de los dos capitanes. Calamai creyó que había más distancia de la que había entre los dos buques. Carstens, el tercer oficial sueco, al mando a esa hora en el Stockholm, sacó conclusiones muy diferentes a las de Calamai en cuanto a la posición de los barcos. El buque sueco viró a estribor y el italiano a babor.

Al separarse los buques, el Andrea Doria siguió unas millas más hasta que se detuvo y se inclinó 20º a estribor. Ya en el momento del impacto, varias personas, pasajeros de tercera clase, murieron; después el Andrea Doria empezó a inundarse, mientras se inclinaba cada vez más y más. Según recientes investigaciones, Carstens fue declarado finalmente responsable de los hechos.

El rescate.

El primer buque en ayudar al Andrea Doria fue el propio Stockholm, ya que no había perdido su capacidad de movimiento ni su flotabilidad. Los S.O.S. mandados por los dos buques fueron respondidos por todos los barcos cercanos, entre ellos el William Thomas, el Cape Anne, el destructor Edward Allen y el Île de France. La cercanía a la costa y la abundancia de barcos en la zona posibilitaron que, en cuatro horas, la joya italiana quedara vacía, y que los supervivientes fueran llevados a Nueva York, aunque no se pudo evitar que a las 10:09 de la mañana del 26 de julio de 1956, el Andrea Doria terminase acostándose sobre su banda de estribor, lo que mandó al fondo del mar a la que fue la joya de la navegación italiana. De 1.705 personas fueron salvadas 1.659, contando heridos; 51 personas murieron, 5 del Stockholm y 46 del Andrea Doria.

Consecuencias.

La pérdida de 51 vidas humanas, más las pérdidas y los daños, enfrentaron a ambas compañías navieras en largos juicios; se acusaban una a otra. Hasta llegar al acuerdo de que cada compañía se encargaba de sus propias indemnizaciones. El Stockholm fue reparado, vendido y cambiado de nombre varias veces. Actualmente se llama Athena y pertenece a Visión Cruises, sirviendo en cruceros. El capitán y el oficial sueco fueron absueltos, libres de culpa por la empresa y se les confió otro barco. En cambio a Calamai ya no le confiaron una nueva embarcación y vivió muy apesadumbrado el resto de su vida.

Este hecho dio lugar a una nueva ley sobre la navegación, el Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes (RIPA).

El desarrollo de radares ARPA comenzó después del accidente, ahora están disponibles incluso para yates pequeños.

Asimismo, el naufragio del Andrea Doria supuso la pérdida del único prototipo del Chrysler Norseman, que viajaba hacia Nueva York en la bodega del buque. Por este motivo, el fabricante automovilístico Chrysler no pudo presentar formalmente el Norseman en su exposición de 1957.​

El pecio en la actualidad.

El pecio del Andrea Doria reposa a 77m de profundidad sobre un banco liso de arena; está recostado en un ángulo de 90° sobre estribor, ocultando el agujero hecho por el Stockholm. Durante años, este pecio ha sido una presa codiciada por su hermosura aún en su tumba, ha sido visitado por buzos profesionales tales como Jacques Cousteau y Robert Ballard entre otros, y se mantuvo en bastante buen estado hasta unos años atrás, en que la superestructura de la obra muerta se empezó a desmoronar sobre sí misma, proceso que continuó hasta su total desmoronamiento.

Stefano Carletti quitando el sedimento de las letras del naufragio del Andrea Doria, 1968.

En 2014, ya solo quedaba el casco, el cual está en proceso de achaflanamiento progresivo sobre sí mismo.

Se han rescatado innumerables objetos, tales como la estatua del almirante Andrea Doria, porcelanas y otros.

Peter Gimbel ante unas porcelanas. 1981

En el año 2002, se rodó la película Ghost Ship, la cual se ambienta en el SS Antonia Graza, un barco de ficción inspirado en el perfil del Andrea Doria.

Enlaces.

Metraje real del hundimiento del Andrea Doria.

Documental completo en castellano.

Expedición submarina 2016.

En 2017 habían muerto 16 buzos explorando los restos. (Inglés)

Prototipo único.

Junto con la terrible pérdida de vidas y las pérdidas materiales, se perdió para siempre un único modelo de automóvil que nunca jamás volvió a fabricarse.

El Chrysler Norseman era un automóvil de tipo cupé fastback, del que se fabricó un único prototipo en 1956. Aunque el vehículo fue diseñado por los estilistas de Chrysler, la empresa subcontrató la producción del mismo al fabricante de carrocerías italiano Carrozzeria Ghia. En julio de 1956, el prototipo del Norseman se perdió en el hundimiento del transatlántico SS Andrea Doria, que lo transportaba a Nueva York para su presentación formal. (Wikipedia)

Fotografía colorizada del prototipo «Norseman»

Pérdida del prototipo y legado.

El coste de fabricación ascendió a unos 150 000 dólares estadounidenses (en dólares de 1956).

El navío que debía transportar el Norseman a Nueva York zarpó antes de que el transitario pudiese cargar el prototipo en su bodega. Por ello, el vehículo tuvo que partir en el siguiente barco disponible, el transatlántico SS Andrea Doria.​

En julio de 1956, el Andrea Doria naufragó tras colisionar con otro buque frente a la costa de Massachusetts, con la pérdida de 51 vidas y de toda la carga, incluido el prototipo del vehículo.​ En consecuencia, el Norseman no formó parte de la exposición de automóviles Chrysler de 1957; ni el público, ni la mayoría de los estilistas que trabajaron en el vehículo llegaron a contemplar el prototipo de este. No obstante, los historiadores del automóvil han podido estudiar el Norseman a través de diversas fotografías y especificaciones, realizadas con anterioridad al naufragio del Andrea Doria. Por su parte, Chrysler no reutilizó el diseño del techo en voladizo en vehículos posteriores.​

En 1994, el submarinista David Bright encontró los restos del Norseman en el pecio del Andrea Doria. Para aquel entonces, el vehículo ya se había desintegrado en un amasijo de chatarra, del que solo podían distinguirse las ruedas

Hombre del Norte.

​»Pude ver el coche en un par de ocasiones. El coche estaba en unas condiciones pésimas. El agua salada se comió una buena parte del metal del Norseman, la mayor parte del coche es óxido y un montón de chatarra indescriptible. Los neumáticos aún están ahí, lo que ayudó a identificarlo».

Así describía el buzo David Bright (1957-2006) lo que quedaba del Chrysler Norseman en la bodega número 2 del Andrea Doria.

Lo que nunca se supo es el por qué del nombre. Claro que tampoco tiene porque haber una razón particular para ello, muchas veces es cosa del departamento de marketing y lo eligen «porque suena bien». Y es que «norseman» significa escandinavo. Damos por sentado que los vikingos son los antepasados de los escandinavos. Y lo son, pero se autodenominaban «norse» en tiempos de paz y vikingos en tiempos de guerra. Ya veis venir la burla del destino…

Después del naufragio, Chrysler emitió una nota de prensa explicando, entre otras cosas, que perdieron el coche en el Andrea Doria y que a pesar de haberles costado 15 meses de trabajo y 150.000 dólares, el coche estaba asegurado. Tampoco encargaron la fabricación de otro modelo. Ya sea porque el equipo de Exner estaba inmerso en otra cosa o porque alguien en Chrysler vio como un mal presagio que su coche lo hundiese un barco sueco bautizado Stockholm. (Motorpasion)

El destino y la superstición hundieron para siempre al Chrysler «escandinavo»

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