Cuando Angelina Jolie tenía 26 años, contrató a un sicario para que la matase, porque creía que para su familia un asesinato sería algo más fácil de sobrellevar que un suicidio.
El sicario en cuestión terminó por hablar con ella y consiguió convencerla para que esperara un mes para ejecutarla, y así poder buscar tratamiento para su depresión.