Entra y conoce a Bunny, la perra que atravesó un umbral, el de la autoconciencia.
Devine, su dueña, creó una alfombra en la que instaló varios pulsadores que reproducen diferentes palabras. La perra pulsaba un botón y hacía sonar, por ejemplo, «salir» cada vez que quería dar un paseo o “comida” cada vez que tenía hambre.
Poco a poco, su dueña fue añadiendo palabras, hasta llegar a un total de 92 en la actualidad. Bunny iba aprendiendo cada vez más y comenzó a conjugar frases enteras, manteniendo una conversación lógica con Devine.
Pero llegó un día en el que todo dejó de tener gracia. Devine observó que Bunny no dejaba de mirarse en el espejo y le preguntó que por qué lo hacía.
La perra se dirigió a la alfombra y le preguntó a su dueña “¿qué soy? ¿Soy un perro o un humano?” 👀