Histheria
Solo grité una vez, el eco no llegaría hasta pasado un tiempo, el tiempo justo para abrazar la idea de que estaba mojado.
Al escuchar mi propio grito devueto por el eco, me asusté de rodillas para abajo y se me aflojaron las gomas de los calcetines, se bajaron dejando al descubierto mis tobillos y dejándome heladas las pestañas.
Nunca mas volví, cerré la puerta y deje el grifo abierto. Juy… ya no nieva como antes.